Los sincronizadores se utilizan normalmente para proporcionar respuesta de posición angular de un equipo en rotación. Un sincronizador es básicamente un transformador cuyo acople primario-secundario puede variar al cambiar físicamente la orientación relativa de los dos bobinados.
La construcción física general de un sincronizador es muy parecida a un motor eléctrico. El bobinado primario del transformador, fijado al rotor, se alimenta con una corriente alterna. Gracias a la inducción electromagnética la corriente fluye a tres bobinados secundarios fijados a 120 grados entre sí en el estátor. Las magnitudes relativas de las corrientes secundarias se miden y se utilizan para determinar el ángulo del rotor en respecto al estátor. Las corrientes secundarias también se pueden utilizar para accionar directamente un sincroreceptor que rotará al unísono con el sincrotransmisor.
Actualmente se fabrican relativamente pocos sincronizadores y la mayoría de la producción se utiliza para sistemas anteriores. Los sincronizadores se han ido sustituyendo por dispositivos más económicos como los codificadores inductivos de ángulo Zettlex.
Los codificadores inductivos de ángulo se basan en unos principios de inducción similares a los de los sincronizadores y, por tanto, ofrecen la misma fiabilidad y alta precisión en la operación en entornos complicados. Sin embargo, a diferencia de las construcciones de transformador tradicionales, los codificadores inductivos de ángulo utilizan una tecnología inductiva sofisticada que incorpora placas de circuitos impresos como su componente principal. De este modo se obtienen unos dispositivos más pequeños, ligeros y económicos. Los codificadores también se diferencian de los sincronizadores en que no requieren ninguna conexión eléctrica a sus rotores.