En teoría, un objetivo puede tener un número infinito de identidades. En la práctica, está limitado a 8 frecuencias y, por lo tanto, 8 identidades.
No obstante, un objeto puede tener múltiples objetivos, por lo que se multiplica el número de identidades posibles.
Además, una antena puede detectar la distancia relativa y la orientación de los objetivos, multiplicando así el número de identidades.